2012 Conferencia en Niza
Hubertus Joseph Pilates – Biografía
– Javier Pérez Pont
Esta es la historia de un genio de la cultura física, que superando todo tipo de vicisitudes familiares, económicas, políticas, sociales y culturales creó una filosofía y praxis revolucionaria sobre como relacionarnos con nosotros mismos, a la que llamó Contrología y que, desgraciadamente, todavía en el día de hoy, no ocupa el lugar merecido en la historia.
Gracias a su inagotable curiosidad, tesón y disciplina obtuvo como resultado final, una obra de arte y científica sin parangón, que incluso después de 45 años fenecido su creador perdura tan revolucionario como lo fue sin duda la Contrología en sus comienzos en Alemania.
Hubertus Joseph quiso desde su llegada a los Estados Unidos crear una leyenda y un mito sobre su propia persona. Este era el sueño de muchos en aquella época y todavía lo sigue siendo en nuestros días. Llegó, se asentó para siempre en el número 939 de la Octava Avenida y en ese mismo momento comenzó a fantasear y mitificarse a sí mismo hasta el final de sus días. He aquí la enorme dificultad en conocer la verdad sobre su figura y su persona.
Pero al final, la propia verdad es màs interesante que el mito y nos revela a un ser humano excepcional en su obra y tan solo «humano» en su trayectoria vital. Pero es este aspecto «humano» el que nos interesa ahora y nos hace comprender por qué la Contrología está contenida en sus 84 años de vida y que al final también nos revela a un ser humano con una vida también excepcional.
Hoy en día intentamos constantemente rendir tributo a su genio pero, a pesar de que en vida, él disfrutó del reconocimiento de sus esfuerzos y éxitos de una manera relativamente importante, no vivió para disfrutar el éxito tal y como él lo deseò desesperadamente durante toda su vida. Su gran deseo y frustración personal fue eso mismo: el reconocimiento oficial de la valía de la Contrología como base imprescindible en la educación del ser humano desde sus inicios, en la infancia, en las escuelas desde una muy temprana edad.
De esta manera, la raza humana podría acceder a un nivel superior en su escalada evolutiva. Como comportarse y entender lo que significa «estar en pie», y aprenderlo desde la infancia, para así entender los mecanismos del cuerpo humano y vivir el resto de nuestras vidas de acuerdo con la palabra «dignidad».
Y no solo eso, ya que lo anterior era solo un medio para su objetivo final, que no era ni más ni menos que la mejora de la raza humana física, intelectual y espiritualmente. Todo un teórico político, no tan original de todas formas, que vuelve a enlazar sus ideas y su obra con la Antigua Grecia.
Un empeño que, debido a un carácter muy marcado, no logro en vida, a pesar de sus infinitos intentos. Pero no creemos que este fuese el único problema del malogro de sus deseos sino que también contribuyó definitivamente una sociedad que no estaba y sigue sin estar preparada para recibir sus enseñanzas como universales. Hubertus Joseph dijo una vez: «I am 50 years ahead of my time», y aquí me viene a la memoria el filósofo también alemán, Josef Pieper que definió «actual» en un momento histórico determinado como «no sólo es lo que una época quiere, sino también lo que necesita». Yo creo que Hubertus si era «actual», demasiado «actual», pero los intereses en todas las épocas en que vivió pretendieron no necesitarle demasiado.
La biografía de Hubertus Joseph Pilates se hace imprescindible para todo aquel que le interesa conocer la Contrología en profundidad. Es más, su biografía, su personalidad, su carácter, sus gustos, sus preferencias, sus ideas políticas, etc., son indisociables a su obra. ¿Cómo podemos disociar una obra de arte de su autor?, ¿podemos hablar de una composición de Beethoven, de Schubert, de Stravinsky, etc. sin hablar de sus biografías, de las épocas históricas en las que vivieron, de las situaciones económicas que padecieron o disfrutaron?, ¿Cómo se puede disociar la obra de un artista de su propia vida?, ¿Cómo podemos creer que la obra de alguien está disociada de la propia psicología de su creador, de sus creencias, de su filosofía de vida?
Podemos disfrutar de una composición de Bach sin tener ni idea de su biografía, ya que la obra al final trasciende a su propio engendrador, así como podemos disfrutar de una clase de la Contrología sin saber nada sobre su creador. Pero es aquí donde viene esta biografía a ocupar su lugar.
Deberíamos de plantearnos a partir de ahora de que conociendo su vida, sus pensamientos, angustias, deseos, etc. entenderemos mejor a la obra en la que creemos y a la que defendemos.
Joe Pilates no fue alguien del que podamos prescindir de todo esto. Primeramente porque su «obra» es demasiado grande e importante para nosotros y para la humanidad. Segundo, porque una obra así no puede estar disociada al espíritu y psicología de su creador.
Pero a pesar de que en mi exposición de hoy voy a desvelar tres misterios sobre su biografía, no està en mi ánimo realizar una exposición de acontecimientos puntuales. Mi ánimo es otro, el de extraer conclusiones.
Mi primera conclusión, y para mi fundamental y absolutamente necesaria, es que podemos y debemos investigar y desvelar quién fue realmente nuestro maestro y que representa realmente su obra en la historia. Una tarea difícil pero nueva y necesaria que hasta este momento ha sido cubierta mediante la mitología y no con la investigación científica e histórica. Tanto en lo que respecta a su vida como también, en parte, por lo que respecta a su obra, la Contrología.
Hemos llegado a un punto en este discurso donde vemos que no podemos por más tiempo disociar a la persona que crea con los hechos que produce. Parafraseando al psiquiatra Jacques Lacan, » lo que tù haces sabe lo que eres», y en el caso de nuestro maestro esta frase es aún más evidente.
Nos encontramos con dos vías para acceder a entenderle profundamente. Y las dos se necesitan y complementan. La primera vía es a través de su obra, la Contrología, y para esto debemos de partir, respetar y agradecer el legado de Romana Kryzanowska pero también debemos abrir el camino a la investigación rigurosa del legado de Hubertus Joseph, tanto a nivel de aparatología como del Know How. Los resultados de esta vía nos acercarían a la persona que se sitúa detrás de la obra, al creador.
Prosigamos por esta vía: la Contrología nos viene definida por Joseph Hubertus
como una combinación de arte y ciencia. Y lo hace de diferentes maneras pero muy parecidas: «Contrology is the science and art of coordinated body-mind-spirit development through natural movements under strict control of the will», y «science and art of coordinated body-mind-spirit development through mild but rigorously disciplined physical movements».
Y todos nosotros lo creemos así. Pero esta definición misma debería de ser investigada también. En primer lugar cuestionar la palabra ciencia. El no fue un científico de la forma tradicionalmente entendida, y tampoco cursó estudios oficiales en materia alguna. Sin embargo, y aquí es otro de sus grandes facultades, si que actuó y se comportó como tal para la creación y desarrollo de la Contrologìa.
Esta vía es demasiado intensa para continuar analizándola aquí en esta celebración por lo que los resultados se verán en otro trabajo de investigación en el futuro.
Por lo tanto pasemos a la otra vía para acceder a conocer a Hubertus Joseph y su Contrología, y es a través de la reconstrucción de la vida de Joe Pilates para, por el camino opuesto al anterior, comprender y dar un sentido riguroso a la obra que él creó. Esta fue la razón que nos motivó desde un principio para escribir esta primera biografía de Joe Pilates en la historia, y a pesar de todo, todavía, sigue abierta a completarse.
Un investigador logra gracias al método científico apartar su subjetividad y obtener resultados más cercanos a la objetividad, pero he aquí la palabra Arte dentro de la definición de Contrología. Joe va más allá al dejar que las cinco partes de la mente de las que él hablaba interactúen con la parte objetiva, para al final enriquecerla. Es por esto que la Contrología se hace extraordinaria y única.
En la palabra Arte, dentro de la definición de Hubertus Joseph, el uso de estas cinco partes de la mente se hace o deberían hacerse obligatorias tanto para el profesor como también para el ejecutante.
Y esta palabra Arte también engloba a toda la filosofía humanística de su creador si no, ¿cómo se podría entender una obra tan revolucionaria sino viene de alguien también extraordinario?
Filosofía es la forma de pensar, ver, describir, actuar y entender a uno mismo y al mundo. Por lo tanto es imprescindible conocer a este ser adelantado en su época no solo con respecto a su Contrología sino también moralmente moderno y éticamente muy elaborado. Joe retoma el Humanismo renacentista inspirándose en la Grecia Clásica.
¿Por qué esto es importante?, ¿Por qué entender sus valores éticos debe de ser importante para entender a su Contrología?, ni más ni menos porque ellos están reflejados en la obra que él creó, porque nos transmitieron un espíritu y una forma de trabajar y entender el cuerpo humano impregnada de valores éticos que hemos heredado, en nuestro caso, de Hubertus Joseph a través de Romana y su hija Sari. Y esto es muy importante.
La Moral es un conjunto de normas sociales que se transmiten de generación en generación, que evolucionan a lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra sociedad y de otra época histórica. Hubertus Joseph es heredero también de una moral determinada pero que, leyendo los datos de su vida, rompió y cambió por otra moral más moderna y creativa.
Sin embargo la Ética, y es aquí donde nos queremos centrar ya que es de lo más relevante, es un conjunto de normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su propia mentalidad como una línea directriz de su propia conducta. La Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su propia elección. Y aquí, en este punto, es donde queríamos llegar con la segunda vía para entender a Hubertus Joseph y a la Contrología como un uno.
Joe, además de rompedor de una moral heredada de una época y un lugar determinado, se cultivó y creó una ética personal, muy interesante, que no tenemos que copiar pero si entender y aprender de ello.
Voy a continuar por este camino, el de la Ética, para vislumbrar aspectos de su persona. Y para ello hablaré sobre la conexión otra vez, de alguna manera consciente pero no creemos que de una forma erudita, de Hubertus Joseph y la Contrología con la Antigua Grecia. Por supuesto no queremos obviar, y no podemos tampoco hacerlo, la primera fuente donde Joe Pilates se nutrió que es en la tradición alemana de gimnasia, pero es en los clásicos griegos donde él, además de toda una generación de pedagogos, artistas y terapeutas alemanes del mismo periodo, encuentra su inspiración más querida.
Por lo tanto voy a desarrollar cuatro virtudes de Hubertus Joseph que también son cuatro virtudes de la Contrología. Y estas cuatro virtudes son las que en la Antigua Grecia conformaban la «excelencia» de la ciudadanía.
¿Pero que es una virtud? Una virtud es considerada como una cualidad positiva opuesta al vicio; la virtud se identifica con actuar de acuerdo a la razón, evitando dejarse llevar por los afectos o las pasiones, permitiéndonos así tomar las decisiones correctas y por tanto las mejores acciones. La virtud requiere elección racional y ejercicio constante de la misma, o sea, que se convierta en un hábito. Por consiguiente, la virtud es conocimiento y no aparece por naturaleza sino que puede ser aprendida, siempre y cuando sea bien enseñada.
La excelencia política («ciudadana») de los griegos consistía en el cultivo de tres virtudes específicas: la Justicia, la Fortaleza y la Templanza. A estas virtudes Platón añadió luego una cuarta, la Prudencia. Estas virtudes formaban un ciudadano relevante, útil y perfecto. Vamos a ver como estas virtudes emigran desde Hubertus Joseph para ser reconocidas en la misma Contrología.
Comencemos con la Templanza:
Los griegos la llamaban Moderación o Equilibrio y es sinónimo de sobriedad y continencia.
La Templanza nos habla sobre el dominio propio, es la actitud del hombre razonable que no está dispuesto a renunciar a los placeres de la vida pero que tampoco está dispuesto a dejarse llevar por ellos hasta extremos que dañen su propia estima.
La Contrologìa es un método que al practicarlo proporciona un placer o bienestar pero de una forma controlada, templada. Todo apunta hacia esta virtud: pocas repeticiones de las secuencias de los movimientos, la búsqueda del «menos es más», la calidad antes que la cantidad, el progreso escalado y racionalizado según las aptitudes físicas y estado general del practicante, el trabajo de todas las partes del cuerpo sin discriminación de unas sobre otras, etc. hacen un método basado en la templanza, muchas veces falsamente descrito como «dulce», ligero» o «suave» por los que han usado el nombre del creador sin comprender la Contrología en sí.
El método usado por la Contrología impone un orden en la ejecución, una coreografía precisa, un tempo determinado, un ritmo preciso, etc. pero que no olvida la intensidad en el progreso, y es la función del profesor y la del alumno el de modelar de una forma templada este progreso. Para ello tendrán que hacer uso de esta virtud tanto el profesor para enseñar a comprender las ventajas de la evolución progresiva como el alumno de comprender que la vía templada es la más corta y segura, y de evitar cualquier exceso que interrumpa el progreso. ¿Quién no recuerda la famosa frase de nuestro maestro que reza que «la moderación es la clave de la salud»?
Lo que nos recuerda las palabras grabadas en el Templo de Delphi: «Nada en exceso.»
Esta es una virtud que Hubertus Joseph en su vida personal tuvo que trabajar mucho durante toda su vida. Hombre muy intenso en su carácter tuvo que, a través de la autodisciplina, temperar los excesos de los que precisamente se vanaglorió tantas veces en los periódicos. Presumió de gran bebedor, y seguramente lo era, pero todas las entrevistas personales que hemos realizado demuestran que bebía con muchísima moderación, eso sí, siempre cervezas. Esto no significa que en más de alguna ocasión sobrepasara un poco los límites. También se jactó de fumador empedernido, y alguna que otra persona, pocas, así lo confirman. Fumaba si, pero nunca dentro de su Estudio, y en la época no era anormal hacerlo en todas partes sin discriminación. Le gustaban los puros y también fumaba cigarrillos, pero en general lo hacía en sus momentos de relax y en las grandes celebraciones.
Persona de ideas muy liberales en muchos sentidos también era muy conservador en otras. Conocido por todos por su gran carácter, no pasaba desapercibido, pero casi nadie le recuerda en algún exceso. Hijo de la cultura y de la educación alemana de finales del siglo XIX y principio de siglo XX, «de puertas hacia afuera» era todo protocolo y muestra de ello fue la regla de oro del Estudio donde nunca se perdían las formas y nadie socializaba lo más mínimo. Un ejemplo más es que es recordado por su extrema puntualidad y su poca, o nula paciencia para con los demás si estos no le resultaban lo suficientemente interesantes.
Sin duda, a mi parecer, esta virtud fue un caballo de batalla toda su vida, él mismo contra y por sí mismo, y lo expresó en una gran frase: «es difícil controlar a los demás pero es mucho más difícil controlar a uno mismo».
Prosigamos con La Justicia:
Una virtud bellísima que nos vendría a decir que es el reparto de bienes, derechos y obligaciones a cada uno a seguir su mérito o desmerito. Por lo tanto, cada uno debe recibir lo que ha dado o el equivalente. ¿Hay algo más en consonancia con la Contrología? Tanto das, tanto recibes, pero nuestra Contrología es incluso más benefactora que esta frase anterior, siempre te da más de lo que entregas.
Hubertus Joseph vivió plenamente en esta virtud y por eso mismo sugirió, recomendó, e imploró justicia con él y con su Contrología: ocupar el lugar merecido en la educación del ser humano y su lugar en la historia. Para él, por que fue el creador, y para la Contrología porque estaba más que convencido de que era justa y buena y por eso mismo necesitaba y merecía el reconocimiento. Esto era justicia y por eso mismo se volvió cada vez más crítico y ácido hacia los estamentos gubernamentales y estatales de los Estados Unidos.
Varias veces en su vida, pensemos en su primer viaje a Gran Bretaña, en su divorcio con su segunda esposa, su renuncia a tener y mantener una familia tradicional, su aventura americana, etc., tuvo que tomar grandes y durísimas decisiones que, a vista de pájaro podrían hasta parecer alocadas o egoístas, pero una lectura más profunda nos indican que fueron decisiones que le llevaron por lo que lo conocemos hoy en día. Se hizo justicia a si mismo para lograr ser quién fue y esto lo consiguió sólo con su ingenio. De forma contraria, hubiera vivido una vida a lo mejor menos complicada pero sin duda para él frustrante e infeliz.
La Contrología no distingue de edad, creencias religiosas o éticas, razas o sexo, da a todos la oportunidad de practicar y recibir lo que es justo a cada uno. Un practicante de la Contrología debe asumir obligaciones para consigo mismo y además tiene el derecho también de mejorar el aspecto que sea. La Contrología te da esa posibilidad y reparte a cada uno lo invertido, siempre, porque se construye sobre la voluntariedad, constructividad y de la positividad.
Según el Derecho Romano, la Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho y éstos derechos son vivir honestamente, no hacer daño a nadie y dar a cada uno lo suyo.
Y aquí nuevamente Hubertus Joseph como la Contrología ejercen esta virtud muy por delante de la sociedad de la época. Hoy en día es difícil imaginarlo pero cuando Hubertus llegó desde Alemania para establecerse definitivamente en los Estados Unidos, desde 1927 cuando abrió las puertas de su famoso Estudio, rompió con muchas normas y costumbres de la sociedad americana. Desde un principio fue un club mixto, las mujeres, y esto era muy extraño, tuvieron las puertas abiertas a entrenarse junto con los varones. Sin distinción. Los gimnasios más famosos en aquellos momentos como el Sigmund Klein’s Studio, Joe Bonomo, el profesor Attila, Georges Bothner, Charles Atlas, Bob Hoffman y muchos más, eran exclusivamente para varones.
Que hayamos obtenido evidencias de ello, desde finales de la década de los años treinta aceptaba, y en la misma sala, a clientes de color. Estamos hablando de algo extremo, ya que hubo que esperar más de treinta años para el fin de la segregación racial en el país. Y lo mismo pasó con todo tipo de personas, independientemente de la religión, de la tendencia sexual e independientemente de su pertenencia a una u otra capa social y económica de la sociedad. Desde los más millonarios hasta personas que no podían costearse el pago de las clases. Todos en la misma sala.
Ahora el turno a La Prudencia:
Al definir esta virtud tengo la impresión de estar hablando directamente sobre la Contrología: es el cuidado, moderación, cautela, precaución o la sensatez que se pone al hacer algo para evitar inconvenientes, daños y dificultades.
Recordemos el nombre del método, Contrología, literalmente la Ciencia del Control; podría perfectamente también haber llamado a su método La Prudenciologia, o sea la Ciencia de la Prudencia. Pero él fue más allá, recordemos simplemente que el Control es uno de los Seis Principios Fundamentales de la Contrología. No voy a añadir nada más sobre este punto ya que no requiere más explicación.
¿Y por lo que respecta a Hubertus Joseph y esta virtud?, otro caballo de batalla en su vida. Actuaba socialmente con mucha prudencia pero su carácter tan marcado y su personalidad clara y directa le hicieron ganar no pocos enemigos. Con él mismo, y con su tercera esposa Clara, parece que esta virtud andaba encaminada: los dos muy liberales aceptaban la independencia del otro, se respetaban y admiraban entre ellos dos.
Joe planificó la protección de la Contrología tan firmemente que gastó miles de dólares, e incluso antes de su periodo americano, en patentes y en la protección intelectual de sus libros hasta bien entrados los años cincuenta. Era su obsesión la protección de su obra para la posteridad y, a pesar de patentar y defender su exclusividad durante toda su vida, la historia posterior a su fallecimiento dio la vuelta a toda esta prudencia que caracterizó a nuestro maestro para con su Contrología.
Finalmente la Fortaleza:
Ésta sin duda era la virtud fuerte en todos los aspectos de Hubertus Joseph. Podríamos resumir toda su biografía solo con esta virtud. La Fortaleza es una virtud que se basa en el carácter y no en el cálculo o en la preparación.
Los griegos la llamaban Valentía y afirmaban que ésta era favorecida por la educación corporal y los ejercicios de autodominio sobre la voluntad de poder.
En definitiva esta virtud nos viene a hablar sobre la capacidad de sobrellevar el esfuerzo, la adversidad y el dolor y sería sinónimo de solidez, resistencia, vigor, energía, entereza, firmeza, rectitud.
¿Tendríamos que hablar sobre el vínculo de la Fortaleza con la Contrología? ¿O acaso las palabras mencionadas anteriormente como vigor, solidez, energía, entereza no son intrínsecas a la misma? Y exactamente igual para el practicante del mismo, ¿o no son palabras usadas por los propios practicantes para describir sus opiniones después de practicar la Contrología por un periodo determinado?
La biografía de Hubertus Joseph muestra muchos aspectos de su vida y personalidad donde la palabra Fortaleza, en todos los sentidos que queramos aplicarla, calzan perfectamente con su vida: para comenzar, encontramos a un niño que pertenece a una numerosa familia sin apenas recursos económicos y con una determinación sin límites a ampliar sus conocimientos. Cuando apenas era un adolescente tuvo que abandonar el hogar familiar para poder ganarse el sustento y proyectar su futuro. Cosa impensable en nuestra sociedad hoy en día en circunstancias normales.
Con un solo ojo, ya que lo perdió a los cinco años, determina a entregarse de por vida al cultivo corporal sin perjuicio de su minusvalía. Al contrario. Determinante y con una fortaleza fuera de lo común, después de la prematura muerte de su primera esposa, decide radicalmente empezar de nuevo, y en otro campo que al que se había ya dedicado durante catorce años, el de cervecero. Marcha a Gran Bretaña para comenzar desde cero y sin hablar el idioma.
Es detenido inmediatamente por las fuerzas de seguridad por culpa de una guerra y de un error histórico sobre las personas de origen alemán.
No al principio, pero después aprovechó esta desgracia, que duró cinco años de reclusión en cinco Campos de Detención diferentes, para aprender y sobrevivir.
Extraditado de vuelta a una Alemania derrotada y destrozada por la perdida de la guerra, conoce a su segunda esposa, vuelve a formar otra familia y decide dedicarse plenamente a lo que en muy pocos años llamó Contrología.
Abandonó todo para irse solo a Hamburgo para centrarse y preparar el salto a la gloria viajando posteriormente a Nueva York.
Y así, podríamos seguir sin cesar de relatar historias sobre los hechos que produjo Joseph Hubertus Pilates, que es como se hizo llamar legalmente desde 1929, y que demuestran arrojo, decisión y determinación basados en una fortaleza interior, ética y espiritual, sin rasguños. Sabía lo que quería, sabía perfectamente lo que tenía entre manos, sabía quién era él y su misión, sin dudas. Y él fue a por todo ello, sin concesiones, sin doblegarse jamás.
Le encontramos todavía en 1964, con 81 años de edad, inaugurando la segunda Fundación Pilates de su vida; en 1965; con 82 años tratando de cambiar la localización del Estudio original, abriendo una segunda sucursal y también peleando como una fiera contra los propios amigos que le ayudaron a crear la Fundación.
Solamente le vemos, a los 83 años de edad, un año antes de morir, flaquear en sus esperanzas, participando lo mínimo en su propio Estudio y muy disgustado. Pero nunca se rindió.
El propósito final de la virtud es llegar a la felicidad y seguramente, todo apunta a ello, Hubertus Joseph no lo fue. Supeditó la misma al triunfo de la Contrología. Los budistas dicen que la felicidad es una decisión a tomar, y él decidió no tomar esa decisión porque su método era tan intrínsico a su persona y vida que no pudo disociarlo. Su convencimiento radical, su orgullo para con su obra y consigo mismo y su visión del futuro le impidió renunciar al éxito que se mereció sin duda en vida. Y esto simplemente no ocurrió. Pero citando nuevamente a Josef Pieper «ser justo no significa sino esto: tener una deuda y pagarla», dándome la impresión de que justamente esta era la misión de Hubertus Joseph, y tal y como él mismo se definió, como un Prometeo, él vino a entregar una obra a la humanidad, la Contrología, y es así como él lo vivió, como un deber. Y este fue entregado a nosotros y somos nosotros los encargados de poner a Joe Pilates y a la Contrología en el verdadero lugar que les corresponde en la historia.